El proceso que vivimos, revisado

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En el futuro, todos nos sorprenderemos viviendo los libros que Franz Kafka escribió. El viernes pasado tuve que rendir declaración ante la Procuraduría para la Vigilancia Administrativa en una diligencia disciplinaria contra 19 concejales de Soledad, Atlántico. Un proceso que tiene años, en el fondo del cual, veía al autor de ‘El proceso’ tecleando cada uno de mis pasos en una máquina de escribir por allá en 1915 en Praga, cuando dejó sin terminar su novela.

La revisión crítica de esa obra, publicada luego de su muerte, fue traducida por primera vez al español por el sello Debols!llo del grupo editorial Random House Mondadori. Oportunidad para sumergirse en un clásico de la ficción, que opera como un tenebroso molde que la realidad viene llenando día a día. Basta mirar al alcalde Gustavo Petro en su infinito pulso con el procurador Alejandro Ordóñez, a los investigados por el escándalo de Interbolsa, a la familia Colmenares, y eventualmente a cualquiera, para toparse con versiones actualizadas de Josef K. un ser atrapado en un espiral de aplazamientos interminables, por la mano de cortes y funcionarios sin rostro ni posibilidad de acceso, con la conciencia propia como única luz.

Cada párrafo llevará más al fondo del alienante sueño de ese personaje, que muchos señalan es el mismo Kafka; una pesadilla pantanosa entre oficinas, en la que apenas se sospecha que haya un sentido. Lo peor es que el lector se sentirá extrañamente identificado, por más siniestro que parezca. Y la luz de la conciencia no muestra salidas, solo revela lo abrumador del encierro, y la certeza sobre un absurdo que se desborda más allá de las páginas de papel. La duda sobre nuestro propio buen juicio. El sexo aparece de la nada con recurrencia, como puerta entreabierta a algo más; igual que en la monótona cotidianidad de todo oficinista. Parecen fuera de alcance los significados de las piezas de esta alucinación sobre la indefensión, pero la estructura final es clara e irrebatible. No hay aforismos ni seudosabiduría, solo una verdad simple. Anuncia nuestra propia ejecución.

 

 

Iván Bernal Marín

Publicado en la edición impresa del diario La República, el sábado 15 de marzo, en la sección ‘Unas letras sobre otras letras’.

 

Acerca de Iván Bernal Marín

Editor y periodista con estudios en filosofía. “La libertad del cronista permite contar mejor la verdad”, EMcC.
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