Lolita es una rubia de ojos claros a la que le están peinando la cola. Es su turno en una de las pasarelas de arena. Se nota azarosa. Con aplausos y destellos de flash la reciben las 200 personas sentadas en las graderías del pabellón 11 de Corferias. “Además de los criterios que pueda haber, esto es emoción ¡y esta vaca convence!”, se le oye decir por los parlantes al presentador de un concurso de belleza especial.
Están compitiendo vacas lactantes de raza Simmental, de los 12 a 13 meses de edad. La voluptuosa Lolita vino de Villavicencio, Meta. Lamentablemente, ocupó el segundo lugar. A pesar de señalar su muy bonito desarrollo corporal, el juez estimó que la posición de los pezones y la ubre no están en un lugar óptimo; además, le faltó algo de aplomo en el desfile.
La ganadora del concurso fue la robusta Dorita, proveniente de la hacienda La Trinidad, de Cundinamarca. Ahora la conducen al lado de Roxana, que ocupó el primer puesto de la categoría de 12 a 9 meses, y proviende de la hacienda Sevilla, de Antioquia. Turistas de Bogotá se acercan a tomarse fotos con las rubias ganadoras del certamen, que ni se enteran de lo que está sucediendo.
A unos 200 metros se está celebrando ahora otro concurso de belleza, con vacas de copetes vaporosos y manchas marrones. Son de raza Normando. Entre aplausos se oyen los nombres de Claribella Divina, Bengala, Candy, Cocaloca, Penélope, Gitana, Doncella.
Mientras, otras decenas de vacas y toros y cebús esperan, reposando sobre el aserrín de una serie de caballerizas dispuestas a lo largo de un corredor. Por el medio transita un río de curiosos, niños, policías, vendedores de obleas, mangos, vasos de whisky y latas de cervezas; la mayoría visten sombreros de todo tipo y ponchos de todos los colores. Más allá, se presenta ante otro jurado una camada de caballos de paso, sacudiendo la arena entre un pasillo formado por flores.
El campo se trasladó desde las montañas y los valles hasta la capital del país, e invadió de vida y verde el corazón gris de la gran urbe.
Los concursos de belleza animal son parte de la programación de Agroexpo, que se celebra en Bogotá del 14 al 24 de julio. Además de pesebreras equinas, el evento del sector agropecuario presenta al público las más recientes innovaciones en manejo de cultivos, maquinaria agrícola para cosechar y sembrar con alta precisión gracias a sistemas de ubicación satelital, atención de mascotas, ganadería, biotecnología, porcicultura, producción limpia, y proyectos con especies menores.
La mitad de la plaza de banderas de Corferias está ocupada por un caballo gigante, de unos 6 metros de alto; imponente, como debió verse el que llegó a Troya en la historia mitológica. Pero en vez de estar lleno de guerreros griegos, la peculiaridad de este es que está formado por lechugas y repollos de hojas moradas. Y como cola tiene ramas de palmeras.
El principal propósito del caballo con piel de ensalada es mostrar cómo se pueden aprovechar al máximo los espacios externos, incluidas superficies verticales. También lo representa una “casa ecológica” rodeada de una huerta orgánica casera, con una gran gallina verde a un lado. En la huerta se exhiben sistemas de aspersión, y cómo se debe regar con agua potable la tierra para cultivar hortalizas, plantas aromáticas, medicinales y condimentarías, empleando fertilizantes naturales como el compost o el estiércol.
Agentes de policía se encargan de explicar que el techo, cubierto de vegetación, se puede emplear para cultivar frutas o verduras y flores; así mismo, para filtrar contaminantes y metales pesados de agua lluvia; o para capturar dióxido de carbono y producir oxígeno, y así ayudar a mitigar el calentamiento por los rayos solares. Las paredes también son una forma efectiva de agricultura urbana, dado se puede recoger lluvia para el riego de los cultivos.
Además enriquecen mucho el paisaje. Como prueba, esta versión vegetariana de la casa del cuento de Hansel y Gretel es una de las preferidas por los visitantes para captar una foto de recuerdo de Agroexpo.
La historia de la ganadería en el país, desde el descubrimiento de América por Colón hasta nuestros días, está representada en una serie de páneles instalados por Fedegan. Otro pabellón, en manos de Fedepapa, está acondicionado como una especie de gran nave, en la cual una papa con bigotes y sombrero explica a través de un video las bondades y posibilidades de cocinar a los demás miembros de su raza.
En un invernadero de 50 metros cuadrados presenta un cercado verde y amarillo, con plantas de maíz de 2,60 metros de altura. Es la primera vez que crece este espectáculo de verde y amarillo en medio de la urbe. Estas plántulas fueron traídas de zonas de clima caliente, para mostrar líneas en genética de semillas de maíces, hortalizas y leguminosas de la Compañía Internacional de Semillas Tropicales. Lo que busca la empresa colombiana es romper la barrera climática, que sea una alternativa sacar las hortalizas de la zona de altura.
En los pasillos de Agroexpo también hay lugar para leñadores de sierra eléctrica, corceles, gansos, tortugas y serpientes. O para proyectos con aves como la codorniz. Uno de los expositores, Avícola Capital, está presentando la posibilidad de transformar y aprovechar la carga orgánica que dejan estas aves en sus desechos, durante la producción de sus huevos.
“Sus huevos tienen solo 0,7% de colesterol, contra el 7% de los de las gallinas”. Por medio de un estimulador bacteriano, la gerente Daisy Piedrahíta explica que además los desechos se pueden transformar en proteína, y eventualmente usarse en la alimentación de cerdos.
Sobre los cerdos, la Asociación Colombiana de Porcicultores eligió otro tipo de muestra. Solo se encuentra uno vivo, que pasa el día descansando en un pequeño corral muy fotografiado; en cambio, se ofrecen degustaciones de lomo en mostaza, perniles, ciruelas envueltas en tocineta y chorizos asados.
En las exposiciones del segundo piso están los cachorros de labradores y otras mascotas. También hay todo un pabellón para chaquetas, cinturones, sillas de montar, sombreros, guantes botas y otros productos de cuero. Incluso, cabezas de ganado como decoración.
Y casi a la salida de Agroexpo, el visitante se topa con los restaurantes. Donde humean ante un esporádico sol mazorcas, chuletas, costillas y filetes mastodónticos. Esos en que terminan convertidos las vacas. Por bonitas que sean, en el desfile al sartén todas pierden.
Por Iván Bernal Marín
Léa la versión original en El Heraldo:
http://www.elheraldo.co/econom-a/el-campo-en-la-ciudad-con-agroexpo-30228
Follow @iBernalMarin