Breves capturas de la evanescencia de Kawabata

Más allá de las novelas que le merecen su mayor reconocimiento, como ‘La casa de las bellas durmientes’ o ‘Mil grullas’, Yasunari Kawabata creó para sí un género literario con rasgos de cuentos o microrrelatos y una particular potencia poética, que goza de una ambivalencia de poderes única: la capacidad de capturar trazos condensados de la experiencia humana en escenas desprendidas, tranquilas pero descarnadas, con historias que apenas pueden ser intuidas, y que además, resultan tan sencillos de leer como un tweet.

El japonés ganador del Nobel de Literatura en 1968 bautizó ´Historias de la palma de la mano’ estas escenas, que escribió a lo largo de toda su vida paralelamente a sus otras obras. Y así se titula una selección hecha por la editorial Emecé (2005). Testimonio puro de la sutileza avasalladora de este autor, que dice todo cuando parece no estar diciendo nada. En apariencia no pasan cosas, no hay problemas que resolver o grandes giros narrativos. Son escenas, momentos, con algo detrás que no descubrimos, aunque lo sentimos. Son fotografías de emociones y sentimientos, capturados en su evanescencia en los instantes en que parecen revelarse.

 

En la mirada de una peluquera hacia el marido que la abofetea, tras haberle dicho que si se fuera por los pueblos detrás de los soldados se haría rica (arreglando a las mujeres que se alistan para recibirlos). En el desconsuelo de una mujer que descubre a la hija que abandonó en los ojos de su propia madre, que la había abandonado antes a ella. O la desazón del amor que se extinguió pero cuya ceniza nunca deja de crepitar, y provoca un ‘Suicidio por amor’ a un mundo de distancia. Y la alusión a que las mujeres son como una vasija frágil, frente a una joven que parece recoger los pedazos de su vida.

 

Además de ser postales de la humanidad, esta colección revela la exploración que hizo el autor a través de distintos registros. Ensoñaciones íntimas en primera persona, diálogos, cartas, pequeñas piedras en las que al parecer fue puliendo su prosa para proyectos mayores. O quizá no tanto, porque en la última historia de la palma de la mano que escribió, redujo su primera novela, ‘País de Nieve’, a un par de páginas. Tres meses antes de suicidarse, en 1972.

 

Iván Bernal Marín

(Publicado originalmente el 11 de mayo de 2013 en la sección ‘Unas letras sobre otras letras’ del diario La República)

Acerca de Iván Bernal Marín

Editor y periodista con estudios en filosofía. “La libertad del cronista permite contar mejor la verdad”, EMcC.
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