El parque Tayrona es un lugar perfecto para ver las estrellas y escuchar a la madre Tierra. Se oyen los gemidos que hace cuando se mueve. La noche es poblada por el brillo a un millón de años luz. El canto de los pájaros decreta su muerte. Con los pies hundidos en el agua que rodea el planeta entero, se olvida todo y emerge una vieja verdad. Debe servir de algo recordar lo pequeños que somos. Somos un grano de arena en una playa, que se renueva con cada ola.
Por Iván Bernal Marín
Publicado originalmente en la revista Latitud, el 22 de mayo de 2016. http://revistas.elheraldo.co/latitud/el-efecto-parque-tayrona-137898