Las máscaras financieras del Carnaval

Marimond
Los buenos resultados que reporta en sus informes la Fundación Carnaval de Barranquilla, contrasta con las denuncias de los grupos folclóricos y los conceptos de organismos de control que revelan un carnaval de malos manejos.

El presupuesto anual del Carnaval de Barranquilla asciende a los $9.200 millones, pero Germán Álvarez, director de la cumbiamba La Gigantona, no ha visto ni un centavo de eso.

Ni él ni los 130 miembros de su comparsa. Ellos, que bailan a pleno sol por los 4 kilómetros de la vía 40, en zapatos hechos con suelas de neumáticos. Felices, sonriéndole a los lujosos palcos que los enmarcan, atiborrados de turistas que pagaron hasta $400 mil para ir a verlos.

Germán ni siquiera piensa en esas tarifas. Pero es un tipo que se queja si se le pregunta, si en cualquier otro mes se le pide recordar ese ritual que lo embriaga de gozo los febreros. Dice que todo lo hacen con las uñas y por amor.

Es que de esa multimillonaria cifra, la Fundación Carnaval S.A. solo destina el 13% para los actores y grupos folclóricos como el que él maneja. Es el mismo porcentaje que la Fundación destina a gastos administrativos y de funcionamiento.

Ese 13% son alrededor de 1,196 millones de pesos. Si eso se distribuye entre las más de 22 mil personas que hacen el Carnaval, sumando bailarines, músicos, reinas, artesanos y disfrazados, a cada uno le correspondería un aproximado de apenas 54.363 pesos. Dinero que, administrado con mucha rigurosidad, apenas alcanzaría para la botella de ron, los pasajes y el plato de comida de un solo día de fiesta. Y son cuatro.

La mayor parte del presupuesto de la Fundación, un 69%, se invierte en la organización de eventos y la instalación de la infraestructura necesaria para que el mundo pueda disfrutar la fiesta. Justo como esos palcos, que le brindan un poco de sombra a los bailarines de Germán, aunque le quiten espacio a los espectadores que no tengan los 400 mil pesos para ir a verlos.

Esta es solo una postal del ‘carnaval financiero’ que se esconde detrás de la organización de una de las más importantes fiestas colombianas, declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la humanidad desde 2003. Año desde el que, además de oral e inmaterial, la fiesta también pareció cobrar la cualidad de ser incontable, insondable para las autoridades fiscales.

Se trata de un ‘carnaval financiero’ en la acepción negativa de la palabra Carnaval; y sí, le caben algunas: desorden, derroche, por mencionar un par. Cifras sin reportar, pagos pendientes, contratos irrisorios, parrandas de recursos y distribuciones inequitativas. Una realidad contable normalmente disfrazada tras el esplendor de las carrozas y el colorido de los grandes eventos, pero que está ahí, en las voces de los que pasan bailando en las comparsas y grupos folclóricos. Normalmente no se les alcanza a escuchar, opacados por los parlantes y tambores.

Esos que llaman ‘hacedores’, por ser los que hacen la fiesta, aunque sus caras no se suelen distinguir detrás de disfraces, maquillajes y muecas veloces. Son los mismos que tienen denuncias y quejas que nadie quiere oír, y que se olvidan cada año cuando estalla la catarsis carnavalera. Pero allí están, siempre con los papeles en la mano, listos para exponer los manejos turbios que ha tenido la oda a la tradición que ellos encarnan. Guardan las denuncias e informes con el mismo celo que su disfraz característico, que sacarán cuando llegue el llamado del tambor.

Lo que los hace sacar del cajón sus comparsas de acusaciones y reportes de irregularidades no es el llamado de un tambor, sino una decisión del Tribunal Administrativo del Atlántico. En mayo de 2012 ordenó al Distrito de Barranquilla reasumir el manejo del Carnaval, que había pasado a manos de la Fundación Carnaval desde 1997.

La determinación se tomó en respuesta a una acción de tutela, que no se sustentaba en casos de corrupción ni irregularidades. El Tribunal ratifica una sentencia de primera instancia proferida por el Juzgado Sexto Administrativo de Barranquilla el 28 de octubre de 2008, que advertía que desde que el Carnaval fue declarado patrimonio de la humanidad era ilegal que estuviera en manos de operadores privados. Está contemplado en la Ley 1185 para el Patrimonio Cultural Inmaterial: no puede estar en manos de particulares con fines de lucro.

Así, la decisión de quitarle el manejo del Carnaval a la Fundación no se fundamenta en la buena o mala gestión de este ente privado, creado en 1997 para operar la empresa de economía mixta Carnaval S.A.. Solo que según la ley, debía pasar inmediatamente a manos públicas en 2003.

Sin embargo, de la mano del fallo, quienes impulsaron la tutela revelan que había muchas cosas que estaban funcionando mal en la fiesta insigne de los barranquilleros. Inconsistencias y desequilibrios presupuestales que parecían exentos de todo control, en detrimento de la preservación de las tradiciones.

¿De qué se trata puntualmente? Son tantas y tan diversas las manifestaciones de este Carnaval financiero, que lo más conveniente para explicarlas sería enumerarlas esquemáticamente, como un cartel con la fotografía de presentación de cada grupo folclórico, para luego pasar a desarrollarlos en profundidad uno por uno, con el detalle que le dan sus protagonistas; como cuando esos grupos tienen su momento cumbre de protagonismo en los desfiles y escenarios.

 

Coreografía de irregularidades

La Fundación Carnaval de Barranquilla tenía el compromiso de pagar anualmente el 1% de los ingresos brutos producidos en los cuatro días de fiesta, así como en los eventos previos. Un porcentaje de utilidades tan irrisorio parecería imposible de incumplir. Pero según un dictamen de la DIAN, la Fundación tan solo ha pagado $25 millones por este concepto: 12 millones de pesos en 2001 y 13 millones en 2003. Del resto de años no hay reporte de haber efectuado el pago de su compromiso. Por lo que el Tribunal Contencioso Administrativo afirma que incumplió, pese a lo baja que fue la exigencia pactada.

Los líderes de grupos folclóricos denuncian que deben haber perdidos hasta 3.000 millones de pesos que se han debido pagar a lo largo de los 19 años de operación de la Fundación, teniendo en cuenta que el presupuesto anual del Carnaval alcanzó cifras como $9.300 millones en 2011.

Nada más en ese año, la Contraloría hizo 32 hallazgos administrativos en el manejo de las cuentas. Algunos que pueden parecer lamentablemente carnavalescos, por lo exótico e injustificado de los gastos. Entre los que se cuentan la cancelación de facturas de celular por 4 millones de pesos, y clases de gimnasia y pilates por 1,8 millones, a nombre de la directora, Carla Celia.

Sin duda, organizar o bailar en el Carnaval exige prepararse para tener un buen estado físico. Son más de 4 kilómetros de pavimento los que conforman el denominado ‘cumbiodromo’, la vía 40, autopista por donde se celebran los principales desfiles. A cada costado la calle es enmarcada por palcos, graderías desmontables con estructuras de metal y madera. Reciben un estimado de 60 mil personas, con entradas que cuestan en promedio 300 mil pesos. Un cálculo rápido apunta a que en las fiestas los operadores de los palcos recaudan hasta 18.000 millones aproximadamente en los cuatro días. Pero este próspero negocio de los palcos no representa beneficio alguno para el Distrito, o para los actores del Carnaval. Puesto que en el acta de constitución de la Fundación Carnaval de Barranquilla S.A., la Alcaldía acordó que el organismo solo debe entregar un valor anual fijo de 100 millones de pesos por la administración del espacio público en los días de fiesta, durante 50 años. Es decir que la retribución por la entrega de las calles no es proporcionada a la ganancia que se le extrae, ni toma en cuenta inflación ni nada. Así instalen muchos palcos más, así se llenen, la cuota para el Distrito es la misma: 100 millones de pesos al año.

Además, el acta de creación de la Fundación en 1997 señala que en su liquidación eventual todos los remanentes pasarán a la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta. Esto significa que después de casi dos décadas de haberse usufructuado de la fiesta y el espacio público, la Alcaldía de Barranquilla no recibirá nada de los 1.300 millones de pesos que se calcula ha alcanzado en activos la entidad operadora. Es todo el patrimonio que le queda. Y todo quedará en casa, según denuncian los hacedores del Carnaval, puesto que la asamblea de la Corporación que se quedaría con los activos es presidida por Luis Fernando Castro, quien fuera presidente de la Cámara de Comercio de Barranquilla, que a su vez tiene 3 puestos en la junta directiva de la misma Fundación. Valga mencionar que salió de su cargo en la Cámara en medio de escándalos de corrupción.

Con los años la participación del Distrito en la Junta Directiva del ente ha disminuido, y se ha consolidado la de organizaciones privadas. Principalmente la de la Fundación Mario Santo Domingo, que tiene 6 puestos.

Con el músculo empresarial, la fiesta de marimondas y monocucos se ha convertido en toda una industria, como demuestran sus reportes presupuestales. Es la distribución y destinación de esos millonarios recursos lo que tiene inconformes a muchos de los hombres y mujeres que le dan vida a esas marimondas y monocucos, y lo que motivó la tutela para exigir que la Alcaldía reasumiera el control. La Fundación solo dedica el 13% a los hacedores de la fiesta, y los estímulos y auxilios son escasos, contados con muchos menos ceros que el resto de rubros.

Directivos de comparsas y cumbiambas denuncian que solo los que ganan Congo de Oro reciben un auxilio al año siguiente. El Congo de Oro, estatuilla para los de mejor despliegue artístico, no representa dinero por sí mismo, puesto que si el galardonado lleva menos de 5 años de haber sido fundado no recibe nada. Si los actores superan ese requisito, su premio oscilará entre los 800 mil pesos y el millón según su antigüedad. Además de que la cantidad es insuficiente para sufragar los gastos básicos de un grupo folclórico (contratación de buses, pago de disfraces, músicos), advierten que este dinero proviene de una bolsa de recursos enviados por el Ministerio de Cultura, por lo que aclaran que la Fundación como tal no les paga nada, ni reinvierte utilidades en ellos.

En resumidas cuentas, bajo el esquema de funcionamiento privado el Carnaval venía creciendo como una empresa cultural que consolidaba cada año un negocio multimillonario. Pero, hasta ahora, no se ha visto reflejado en las condiciones de sus actores y hacedores, cada vez más marginados.

El buen ritmo de crecimiento económico del Carnaval no se ha hecho extensible a esos bailarines de profesión o pasión que le ponen ritmo, y le dan sentido. Muy a pesar de su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad, lo cual todos creyeron redundaría en una mayor inversión y organización.

Solo la decisión del Tribunal puso el foco sobre los manejos turbios de una fiesta que todos prefieren llevar en paz. Apenas están saliendo a la luz pública las inconformidades tras bambalinas, y los principales hacedores están mostrando, poco a poco, que tienen mucho que decir (además del ocasional ‘güepajé’ de todos los años).

Como Germán Álvarez, el director de la cumbiamba La Gigantona, cada vez más marginado de la organización de la fiesta. Es un tipo de 48 años que normalmente baila, en vez de quejarse. Pero, si se le pregunta, habla con detalle de todos esos millones y centavos que no ha visto, pero que sabe que le bailan alrededor.

Ojalá los congos fueran de plata

Es raro ver a un carnavalero quejándose. Participan en la fiesta por amor, por convicción, desde las épocas en que no movía grandes cantidades de dinero, apenas polleras y pies. Por eso prefieren ser enfocados bailando, gritando, siendo felices, aunque tengan claras sus inconformidades.

Así es Germán, fiel encarnación de la palabra ‘carnavalero’. “Acá la inversión es de cada uno. Todos tenemos que colocar dinero, realizamos bingos, rifas, ventas de comida, muchas actividades para ir recolectando fondos”, habla de las 65 parejas que conforman la Cumbiamba la Gigantona, que tiene 60 años de tradición. Son 160 personas en total, sumando al personal logístico.

Germán lleva 13 años como director. Para 2012 recibieron 1 millón 500 mil pesos de la Fundación Carnaval. “Eso se gasta en dos días de transporte. Tengo que contratar tres buses, cada uno a 300 mil pesos, para cada día de Carnaval. Saca la cuenta, tres buses en tres días. No alcanza”.

Es claro que un buen carnavalero llega a percibirse como un sacrificado, un mártir por la causa de la rumba. “Es una cosa más espiritual, de amor al folclor más que de cualquier otra cosa. A nivel económico generalmente deja son pérdidas, deudas y problemas. Lo hacen los que les gusta esto, y lo vamos pasando de generación en generación. Gracias a nosotros no se acaba el Carnaval”.

Incluyendo vestuarios, transporte, alimentación y acompañamiento musical, La Gigantona exige una inversión anual superior a los 52 millones de pesos. Con las actividades y los aportes de los bolsillos de los cumbiamberos logran reunir alrededor de 15 millones. El resto debe ser gestionado mediante patrocinios con empresas privadas.

Fenalco sostiene que en la temporada carnestoléndica restaurantes, bares, hoteles y establecimientos nocturnos aumentaron sus ventas un 60%. Y que la ocupación hotelera se incrementó un 13% respecto a 2011. Cifras que no impresionan, ni tocan la economía carnavalera de Germán. “Generalmente queda un déficit, de verdad es mucha plata”, dice. Es una situación similar a la que viven todas las demás cumbiambas de tradición. Como la que atraviesa cada año Max Visual, director de La Pollera Colorá.

“Los grupos folclóricos no han sido bien retribuidos. Pero esto no viene de ahora, es un tema de hace años. Fundación Carnaval de Barranquilla hace su mejor esfuerzo para que cada grupo tenga sus recursos, pero estos no alcanzan a cubrir los gastos mínimos”, dice Max.

Lidera uno de los grupos más numerosos que participa en las fiestas, con 130 parejas. El promedio de gastos de un integrante es de 200 mil pesos. En total, tienen gastos anuales cercanos a los 80 millones de pesos. Max dice que la Fundación les aporta 2 millones, y que debería haber más apoyo de parte del Gobierno Nacional, como un aporte al desarrollo cultural y turístico del país.

“Así que por nuestra cuenta conseguimos patrocinadores, y en este punto si estoy en desacuerdo con Fundación Carnaval a pesar de su buena labor, ya que cada vez hay más restricciones para que podamos sacar publicidad en los desfiles, siendo esta una buena fuente de ingresos para financiar los costos del vestuario y demás gastos que genera un espectáculo como el nuestro. Entonces, ¿cómo tendremos un mejor Carnaval con pocos recursos?”, se pregunta Max, quien hasta entonces se había referido a la Fundación en términos comprensiblemente suaves, teniendo en cuenta que criticar el Carnaval de Barranquilla, en Barranquilla, es firmar su nombre en la lista de enemigos públicos de la ciudad.

Esas restricciones que menciona, se deben a la triste paradoja que trajo la declaración como Patrimonio de la Humanidad de parte de la UNESCO. Ha aumentado la llegada de turistas extranjeros, pero ha implicado más restricciones para buscar y portar patrocinios en los desfiles.

“Pero ellos sí cobran los postes, avisos de luz, en el piso de la vía 40, en las vallas que separan al público; todo tiene su precio”, dice Germán. Está de acuerdo con Max en que el “meollo del asunto es la parte económica, porque en realidad, operativamente la Fundación ha manejado bien el Carnaval”. La mejor prueba son los aumentos en recursos, inversiones y espectadores que presenta la directora Carla Celia, en informes expuestos más adelante en este trabajo.

“Pero nosotros que hacemos la fiesta nunca hemos tenido el respaldo que debemos para poder sostenernos, nos toca bajo nuestra gestión con las empresas y nos han restringido. El aporte anual que dan no sirve para nada – dice Germán, en un repentino estallido de indignación – Debe reinvertirse la plata, verdaderamente, entre los que portamos la tradición y hacemos que la fiesta siga adelante”.

Su indignación toma fuerza a medida que recuerda noticias de atracos a mensajeros de la Fundación Carnaval. Con sospechosa frecuencia son registrados por los medios de comunicación robos a dineros de sus cuentas, que suceden en los días previos a la fiesta. Además, Germán aclara que el millón 500 mil pesos que reciben algunos grupos ni siquiera provienen de ese 13% que la organización destina para los hacedores. Lo que reparten son recursos enviados por el Ministerio de Cultura, a través del programa nacional de Concertación.

Sigue recordando, y dice que en otras épocas les entregaban premios de hasta 5 millones a los tres primeros puestos en el Congo de Oro. Ahora hay gente que gana por su espectáculo, y no recibe más que el reconocimiento simbólico. Por eso todos están obligados a ser carnavaleros de ocasión, de cuatro días. Ninguno puede darse el lujo de vivir de ser ‘hacedor del Carnaval’, y por el contrario, deben vivir y trabajar en función de financiarse su vocación carnestoléndica.

Incluso ese reino de escasez no se libra de desequilibrios tan marcados, que harían pensar a muchos que la única explicación es la corrupción. La contraloría encontró que en esos aportes entregados en 2011, que muchos creen tienen como tope los dos millones de pesos, hay algunos hacedores y grupos que recibieron más de 7 millones de pesos (José Cassiani Muñoz), 11 millones (Alfredo Álvarez Contreras), y hasta 15 millones (Jairo Cáceres Julio).

Por eso Germán deja la indignación y se sumerge rápidamente en los terrenos de la melancolía. Mira los 12 Congos que ha ganado, consecutivamente, por mantener el nivel de excelencia coreográfica en su cumbiamba. Añoranzas convertidas en trofeos, que adornan una estantería, y sirven se muy poco en la lucha anual de conseguir recursos para que La Gigantona vuelva a brillar. “Ya no sé ni dónde colocarlos, ojalá se convirtieran en plata”.

Comparsa democratización

Hubo una época en que los miembros de las comparsas podían entrar a los palcos sin pagar. Era uno de los derechos que tenían ganados los que protagonizan el espectáculo, y que han venido perdiendo con los años. Quien se acuerda de esos días es León Martínez. Tiene 71 años. 29 de ellos como director de la cumbia Candela Viva.

Él dirige Corpotradicional y es directivo de la Corporación Unidos por el Carnaval, Unicarnaval. Esta tiene más de 300 miembros, y agremia 18 organizaciones de segundo grado, es decir, que a su vez reúnen grupos folclóricos, como Corpotradicional. Son los mejores intentos por imprimirle orden al mar de grupos, aunque sean insuficientes para algunos como Germán, que creen que “hay muchas asociaciones, demasiadas, estamos totalmente divididos”.

No obstante, Unicarnaval es el más comprometido abanderado de la “democratización” del Carnaval. Una causa que vienen impulsando desde 2008, y que se vio expresada en la instauración de la tutela que solicitó que el manejo de la fiesta volviera a ser asumido por la Alcaldía. Sus directivos, como León, son de los hacedores del Carnaval que mejor conocen los antecedentes y circunstancias que dieron nacimiento a las irregularidades actuales.

Él cuenta que las faltas administrativas en la Fundación vienen desde su mismo origen. Y recuerda que la anterior directora, Mireya Caballero, dejó el cargo en 2009 en medio de escándalos. “Se revelaron chuzadas, conversaciones de socios privados de la Fundación. Se reveló una cantidad de cuestiones demostrando una posición discriminatoria, manejos no muy éticos”, precisa León. Y luego la Contraloría Distrital encontró que se evadieron impuestos, como lo reportaron los medios de prensa en abril de 2011. Se habrían dejado de declarar más de 581 millones  de pesos, por irregularidades en la aplicación del IVA en publicidad, patrocinios, donaciones y ventas de boletas. Además, se cancelaron millonarias facturas de celulares, hubo inconsistencias en libros contables, y pagos de la cuota mensual del club del esposo de la funcionaria, Augusto Noel García.

Los hallazgos están en el mismo nivel de ‘escandalosos’ que los 32 revelados por la Contraloría Distrital este año, respecto a la vigencia 2011, ya bajo administración de Carla Celia Martínez. Fallas por más de 801 millones de pesos, con situaciones como: pagos sin soportes en aerolíneas, restaurantes y hoteles por 22 millones de pesos; un posible detrimento patrimonial de 264 millones de pesos por incongruencias en los valores de entradas para palcos entre Tuboleta.com y la Fundación, así como la inversión de 108 millones en 636 boletas cuyos beneficiados no fueron relacionados con soportes ni autorizaciones; y haber dejado de pagar el impuesto de espectáculos públicos, por 342 millones de pesos. Pero quizá lo más sorpresivo hayan sido las cuentas por 3.231 millones de pesos por la inauguración del Mundial Sub 20 de Fútbol.

León menciona tangencialmente los hallazgos, y en su discurso transita por varios temas a toda velocidad. Que es que cogen la plata recaudada en la fiesta para pagarse cosas familiares; que los auxilios de 1,5 millones no llegan ni al 10% de lo que requiere una comparsa; que los aportes a los grupos se dan por razones políticas: que los ‘autoatracos’ a mensajeros con plata del Carnaval son un tema frecuente en la época que empiezan a fluir los recursos de las empresas privadas.

Se detiene en un punto: el compromiso que tenía la Fundación de entregar el 1% del producido anual del Carnaval. Con ayuda de economistas han calculado que lo que se dejó de recaudar en 19 años ascendería a los 3 mil millones de pesos. “Para nuestro concepto es una plata que está extraviada. Dicen que lo recaudaron y se lo pagaron a Carnaval S.A. La Fundación es el ente operativo, como una ONG, lo que el tribunal mandó a liquidar. En el convenio de operación suscrito entre las dos entidades no presentaron pruebas que demostraran el pago. Hay detrimento al patrimonio y lesión a los intereses públicos”.

León cree que se abrirá una investigación disciplinaria a raíz del tema, y que terminará en la justicia penal ordinaria. El fallo del Tribunal Administrativo dice específicamente:

“La Fundación Carnaval de Barranquilla ha incumplido con la obligación establecida en el numeral 2° de la cláusula segunda del convenio de operación suscrito con la sociedad Carnaval de Barranquilla S.A., en el sentido de trasladarle el 1% de los ingresos brutos. Entre los años 2001 al 2006, la Fundación apenas entregó la suma de $25.686.005, según el dictamen pericial. Hay que resaltar aquí el irrisorio porcentaje (1%) pactado por las partes en el mencionado documento”.

El otro tema crucial, según el director de Candela Viva, es la cifra fija que impusieron a la Fundación para el arrendamiento del espacio público por 50 años: 100 millones de pesos. “La plata se va devaluando, incrementando de acuerdo al IPC. Los que hicieron el acuerdo no dejaron una fórmula para que ese dinero pudiera aumentarse a medida que pasaban los años”.

Los palcos instalados a lo largo de toda la Vía 40 han estado en el centro de la polémica en los últimos años. Los ciudadanos que antes llegaban a ver los desfiles en la vía pública, se quejan de que el ‘cumbiodromo’ ha sido prácticamente tapizado por completo con estas estructuras metálicas, y no le dejan espacio a los que no tienen los 300 mil pesos que puede costar una entrada. “Eso lo han privatizado. Han dejado solo unos pequeños espacios libres para que la gente se hacine. Obligan a que la gente compre paquetes de tres días”.

Al respecto, el Tribunal ordena:

Inaplicar el literal b del artículo sexto del Acuerdo No. 033 de 1991, en el sentido de que la concesión por la utilización de las calles, avenidas y demás espacios públicos no debe tener un valor fijo de $100.000.000 por un término de 50 años, por lo que si el Distrito persiste en entregar a terceros los espacios públicos para la realización de las actividades del carnaval deberá utilizar un instrumento jurídico en el que se pacte una retribución proporcionada y adecuada en términos comerciales.

Combustible para que las palabras de León se hagan más incendiarias. “No recibimos absolutamente nada de Carnaval S.A. Ellos todos los años meten el proyecto para recibir 380 millones de pesos de Mincultura y con eso dan los auxilios. Y luego que recibimos la plata del estado nos explotan económicamente. Cuando pisamos el cumbiódromo se da un ejercicio de negocio, en donde están vendiendo un espectáculo. A su vez como una especie de circo, los espectadores están disfrutando, recreándose, pagando”.

Su organización de grupos folclóricos, Unicarnaval, tiene una propuesta por la que viene trabajando. Quien la expone es su presidente, Carmen Meléndez. Y es bastante simple: reemplazar la Fundación. Proponen la creación de un nuevo ente, una persona jurídica sin ánimo de lucro que administre los recursos del Carnaval, con una representación equilibrada e igualitaria de la administración, los hacedores y el sector privado.

Carmen explica que se regiría bajo los parámetros de la Ley 1185 de 2008, que trata del Sistema Nacional de Patrimonio Cultural de la Nación. Consideran que insistir en la continuidad del manejo administrativo a través de la empresa de economía mixta ‘Carnaval de Barranquilla S.A.’, más allá de la Fundación Carnaval encargada de operarlo, constituye otra violación de los derechos colectivos. Lo que buscan es la ‘democratización’, un desarrollo de la fiesta sustentado en la Constitución, bajo los principios de la democracia participativa. Todo suena a documento público, por lo que Carmen despeja cualquier rastro de ambigüedad.

“Lo que pretendemos es Unicarnaval es que la fiesta esté en manos del Estado, y que este genere la reglamentación del Carnaval. Y que quienes hoy están al frente de la organización, y lo han estado por 19 años, si el ejecutivo lo considera pertinente que también participe. Pero también los hacedores, que entren al juego económico con mirada de equidad”, dice ella. Cree que no se le pueden achacar todos los males de la fiesta a la Fundación, aunque afirma con vehemencia que “desafortunadamente han descuidado lo humano, lo cultural y artístico. Para ellos lo importante es la consecución de recursos para organizar la fiesta. Pero han descuidado a la comunidad, que ya no puede participar del disfrute del patrimonio por los altos costos que tienen los palcos”.

La directiva gremial carnavalera, como todos los directores de comparsas y cumbiambas, considera que ha habido un desborde de funciones de parte de los organizadores actuales. Comenzando por no tener en cuenta a los hacedores, la materia prima de la parranda, y propiciar injusticias sociales. “En el afán de conseguir recursos se le da prelación a los desfiles, a los trailers, a los artistas de televisión. Todo es lentejuelas y canutillos. Y la tradición, las manifestaciones folclóricas, han sido relegadas al rincón de la casa”.

Ella es la líder carnestoléndica con más tono político, por lo que se preocupa en aclarar que sus intenciones van más allá del mero interés económico. “A nosotros la plata que ganen no nos importa. Nos importa que hagan un uso racional, equitativo y justo de los recursos. Que todo lo bueno se aproveche. No que están ahí, a sus anchas panchas”.

¿Cómo se armó la fiesta?

Cuando se piensa en Carnaval, quizá salten a la mente imágenes de marimondas multicolores con movimientos estrambóticos, tambores, congos, garabatos, farotas, cumbiamberas, cuerpos semidesnudos y curvas exuberantes, nubes de maicena y olas de licor. Es la tradición oral, que antecede los intentos de organización, y los enredos que sobrevienen con la explotación del espectáculo. Es la tradición oral, que todos, a su manera, buscan preservar.

Como Carmen Melendez. Ella participó hasta 1976 en la cumbiamba Palma Africana, compuesta por unos 100 bailarines. Tal vez eso ayude a explicar su cruzada, su anhelo de revivir esos tiempos de menos vallas, menos palcos, menos avisos publicitarios, pero igual nivel de desenfreno, rumba y felicidad. Quien defiende el Carnaval es quien lo goza.

“Lo que nos dan compensa menos del 0,5% que invertimos para participar”. Y ella, la ex bailarina presidente de Unicarnaval, es la que mejor se sabe la historia de la gestación del actual ‘Carnaval financiero’. Aunque con ello, se arriesgue a que descubran esa edad que no quiso confesar. Esta es la historia del nacimiento de la Fundación Carnaval, como la recuerda Carmen (apoyada por un acta de constitución firmada en junio de 1997):

La primera crisis del Carnaval se vivió a finales de los 80, por la intromisión política con fines electorales. Lo dirigía la Corporación Autónoma del Carnaval, organismo de la Alcaldía, que estaba absorbido por sectores políticos. El remedio para la corruptela fue crear una sociedad de economía mixta que manejara la fiesta: Carnaval de Barranquilla S.A., que fue entregada a los gremios privados con la misión de controlarla y administrarla. Iba en línea con el efecto privatizador que se expandía en Colombia, ante instituciones públicas devoradas por politiquería y clientelismo. En 1991, el Distrito en cabeza de Bolívar Acuña, con el visto bueno del Concejo, aprobaron la conformación de la empresa de economía mixta bajo el acuerdo 033. Representantes de 5 gremios aportaron 19 millones de pesos, y la Alcaldía se compromete a darles el manejo del espacio público y la tarifa fija de utilidades, así como la autoridad sobre la fiesta. Así, las elites sociales quedaron encargadas de manejar la fiesta más grande de los sectores populares. Un conflicto con pocas posibilidades de reconciliación, como quedó expresado con el inicio de operaciones de la sociedad, cuando se suprimieron los premios en dinero. Al principio, el Distrito tenía un 52% de la empresa. A medida que fue pasando el tiempo fue perdiendo acciones, hasta quedar hace unos 4 años con solo el 19%. El anterior alcalde hizo una inyección económica y subió la participación hasta 46%. La Fundación es un híbrido, creado por la empresa Carnaval S.A., para poder percibir recursos como fundación. Recursos que vienen con prerrogativas con respecto al estatuto tributario. La directiva de la empresa pasa a ser la directiva de la Fundación Carnaval, un híbrido jurídico. En 1998 el aporte a los grupos folclóricos fue reducido un 29%, y en 1999 en 59%. En 2004 los que no habían ganado Congo de Oro el año anterior dejaron de recibir recursos.

Hoy en día, más del 85% de los actores del Carnaval no participa en la elección de los representantes de los grupos folclóricos en la Junta Directiva de la Fundación, que según Carmen han aumentado. La Junta está conformada por delegados de tres sectores que participan en la fiesta, teniendo en cuenta que su misión es administrar un proyecto cultural de interés general. Aunque es notorio que la balanza se inclina a las empresas privadas, teniendo en cuenta los puestos que suman la Fundación Mario Santo Domingo y la Cámara de Comercio: 12

PRINCIPALES   SUPLENTES
ELSA MARGARITA NOGUERA DE LA ESPRIELLA
Alcaldesa Distrital de Barranquilla
DAVID MAESTRE CASTRO
Delegado del Alcalde Distrital de Barranquilla
AFIF SIMAN SLEBI
Delegado de la AlcaldíaDistrital de Barranquilla, designado por el Alcalde
MARIA CECILIA DONADO GARCIA
Delegado de la AlcaldíaDistrital de Barranquilla, designado por el Alcalde
JUAN RUIZ
Delegado de los Actores y Hacedores del Carnaval inscritos en la Fundación Carnaval de Barranquilla
CARLOS SOJO
Delegado de los Actores y Hacedores del Carnaval inscritos en la Fundación Carnaval de Barranquilla
EDAIDA OROZCO
Delegado de los Actores y Hacedores del Carnaval inscritos en la Fundación Carnaval de Barranquilla
DORIS DOMINGUEZ
Delegado de los Actores y Hacedores del Carnaval inscritos en la Fundación Carnaval de Barranquilla
WILFRIDO ESCORCIA
Delegado de los Actores y Hacedores del Carnaval inscritos en la Fundación Carnaval de Barranquilla
JOSE IGNACIO CASSIANI 
Delegado de los Actores y Hacedores del Carnaval inscritos en la Fundación Carnaval de Barranquilla
PABLO GABRIEL OBREGÓN SANTO DOMINGO
Representante Legal de la Fundación Mario Santo Domingo
ILSE GIESEKEN DE CUELLO
Delegado del Representante Legal de la Fundación Mario Santo Domingo
MARCIANO PUCHE URIBE
Vicepresidente de Programas Especiales de la Fundación Mario Santo Domingo
JULIO ADAN HERNÁNDEZ
Delegado de los accionistas Clase B designado por el Representante Legal de la Fundación Mario Santo Domingo
PAUL TARUD JAAR 
Delegado de los accionistas Clase B designado por el Representante Legal de la Fundación Mario Santo Domingo
DARIO MOREU INSIGNARES
Delegado de los accionistas Clase B designado por el Representante Legal de la Fundación Mario Santo Domingo
LUIS FERNANDO CASTRO VERGARA
Representante Legal de la Cámara de Comercio de Barranquilla
MARIA JOSE VENGOECHEA DEVIS
Delegado delRepresentante Legal de la Cámara de Comercio de Barranquilla
JAIME ABELLO BANFI
Delegado de los accionistas Clase B designado por el Representante Legal de la Cámara de Comercio de Barranquilla
NUBIA STELLA MARTINEZ
Delegado designado por el Representante Legal de la Cámara de Comercio de Barranquilla
JOSÉ MANUEL CARBONELL GÓMEZ
Delegado designado por el Representante Legal de la Cámara de Comercio de Barranquilla
GUILLERMO HEINS FINKENSTAEDT
Delegado designado por el Representante Legal de la Cámara de Comercio de Barranquilla

El bando de la directora

La directora de la Fundación Carnaval de Barranquilla, Carla Celia, se ha mantenido como una defensora de la transparencia del manejo de la fiesta; aunque anunció que acatará la orden de devolverlo a manos de las entidades públicas, y que colaborará en el proceso de ser necesario.

Así lo confirma en esta entrevista, en la que a manera de las reinas de Carnaval que hacen la lectura del Bando proclamando su mandato, esgrime una serie de resultados positivos y argumentos para escudar su gestión, y rebatir las acusaciones. Entre ellos, que aumentó cerca de un 300% los aportes a los hacedores: en 2010 fue de 557 millones de pesos, en 2011 de 750 millones, y en 2012 ascendió a los 1.174 millones de pesos. Estos aportes, según ella, son las utilidades que deja la fiesta, reinvertidas enteramente en labores sociales. Dineros destinados a un portafolio de becas y estímulos, iniciativas ciudadanas, diplomados, concursos y donaciones. Asegura que en el pasado Carnaval se generaron 8.400 empleos directos, que hubo un millón 400 mil espectadores que disfrutaron gratis 44 eventos, y que fue el año con más participación de hacedores: sumaron 24.418, 1.832  músicos, 632 grupos folclóricos y 301 disfraces.

Además, la directora ha insistido en que la figura de la Fundación no puede desaparecer de la estructura organizativa del Carnaval, puesto que se amenazarían programas que se financian a través de aportes y donaciones del sector privado, y que no se podrían recibir de otra manera. De hecho, con este fin fue creada, y las empresas son la principal fuente de financiación actual.

¿Qué hay por mejorar, y qué ha mejorado?

El Carnaval ha fortalecido muchísimo, no sólo en la parte cultural, sino en la parte económica, en la parte de recursos. En lo que se refiere a sostenibilidad, con un recurso que proviene del 42% de boletería, además del porcentaje que proviene de los patrocinadores privados, nosotros podemos ser sostenibles, lo que nos permitió triplicar hasta en $1.100 millones nuestra carpeta de aportes y estímulos a los hacedores del Carnaval. El anterior es un aspecto muy importante, ya que además se ofrecen muchas capacitaciones, talleres, aportes en dinero en efectivo para este grupo, que suman más de 22.000 personas. Además la generación de 8.400 empleos directos de la Fundación Carnaval de Barranquilla, posicionan al Carnaval como el motor de desarrollo de la Región Caribe. Nuestra meta en estos momentos es atender los aspectos sociales y culturales. En el primero estamos trabajando intensamente con los hacedores del Carnaval, a través de talleres y actividades que no se limiten sólo a la época de las fiestas o en pre Carnavales. Deben capacitarse, aquí es en donde actúa la Fundación, por medio de la educación es que se podrán obtener recursos y lograr que estas personas tengan un trabajo digno en esta faceta. En cuanto a la parte cultural le estamos apuntando a varias cosas: la preservación del patrimonio y difusión del Carnaval de Barranquilla, en el término de un año pudimos inaugurar la primera fase del Museo del Carnaval y esperamos que toda la casa del Carnaval se convierta en un museo. Otro aspecto es subir la oferta del turismo cultural en la ciudad y el Carnaval es la punta de lanza para lograr este objetivo, con la ayuda de la Secretaría de Cultura, de la Alcaldía de Barranquilla y de la Gobernación del Atlántico. Además del museo hay un programa muy ambicioso, que es también de capacitación, llamado Carnaval hecho a mano. Éste beneficia a artesanos y a personas de escasos recursos en la ciudad, más adelante estas personas se convierten en pequeños empresarios.

¿Quién maneja los espacios públicos designados para palcos?

El Distrito de Barranquilla es miembro de la Fundación, de hecho la alcaldesa es la presidenta de la Junta Directiva, así que su aporte es que nosotros podamos usar un espacio público para colocar unos palcos. Estos ocupan alrededor del 28% de la zona. A través de la venta de los palcos y el recaudo podemos hacer los más de 44 eventos gratuitos de las fiestas, que son masivos.

¿Qué dice sobre las quejas en el manejo de la Junta Directiva?

Esta es una organización sin ánimo de lucro, cuya principal característica es que tiene una gran Responsabilidad Social y cultural, además de una preocupación por la parte social y cultural del Carnaval de Barranquilla. La Alcaldía de Barranquilla tiene una participación en la Junta Directiva de 5 puestos con sus suplencias, para un total de 10 personas y de esos puestos hay 6 que son elegidos por voto popular y están algunos representantes de los actores del Carnaval. Además hay miembros de algunas empresas, otros representantes del gremio turístico, un periodista, Jaime Abello; el Secretario de Cultura, entre otras personas que nos asesoran. Además de la Junta tenemos cuatro comités, sin retribución económica, voluntarios y expertos que nos asesoran.

¿Vinieron aportes internacionales por la declaración como Patrimonio de la Humanidad?

El hecho de haber recibido este reconocimiento en el año 2003 generó en la ciudad una expectativa muy grande en el tema de recursos, pero no hubo ningún tipo de recursos. La retribución fue de orgullo, dignidad, ganas de cuidar este patrimonio. Es decir, esta declaratoria de la UNESCO puso al Carnaval en los ojos del mundo, que el Carnaval evolucione sin perder sus raíces, que se siga una línea de tradición.

Además de los premios que reciben los ganadores, ¿se les da otro apoyo a los actores del Carnaval?

Si, se les da un aporte desde antes de las fiestas. Ojala pudiéramos darles más recursos. Eso va de acuerdo a la categoría, grupos, disfraces. Desde el año pasado manejamos una bolsa de 70 millones de pesos entre los ganadores. Además entre todos los que ganan el Congo de Oro también se les hace un reconocimiento.

¿De dónde provienen sus recursos? Si el 48% es boletería, ¿de dónde salen el otro 52%?

Nuestro único aporte oficial son los 320 millones de pesos del Ministerio de Cultura. Nuestro presupuesto anual está en el orden de los $9.200 millones, de esos destinamos más del 10% a los aportes de los carnavaleros, aproximadamente el 14% equivalen a los gastos de funcionamiento. Es decir que el resto de recursos provienen de los aportes del sector privado, son unos excelentes patrocinadores, pero nos hace cargar un poco de marcas la parte del Carnaval. En cuanto a los recursos que recaudamos a través de la boletería no pudiéramos hacer un espectáculo tan macro y gratuito. Por eso estamos trabajando en una cartilla de publicidad, con el objetivo de que ese patrocinio sea un marketing cultural con respeto.

¿Cómo se distribuye el presupuesto, los $9.200 millones?

La inversión en eventos del Carnaval es de $6.221 millones, que equivale al 69% del total (se invierten en los grandes espectáculos que posicionan la fiesta en el plano internacional, y que exigen personal de logística, producción, coreografías, orquestas, vallas de seguridad, escenarios, escenografías, tarimas, luces, pantallas, impuestos, entre otros). De esto un 13% se destina a los carnavaleros, apoyo a los actores; en la promoción y difusión de Carnaval es el 3% y los gastos administrativos y de funcionamiento que son el 13%. Jurados, artesanos, talleres son el 13%.

Fin a la parranda contable

Las denuncias de los que se consideran afectados por el Carnaval de malos manejos, tienen un fuerte respaldo en lo que ya han fallado y dictaminado los organismos de control y estamentos administrativos. A continuación, exponemos algunos de los principales apartes de lo sentenciado concretamente por el Tribunal Contencioso Administrativo del Atlántico el 4 de mayo de 2012, en el expediente 08-001-23-31-002-2009-0004-01. En su fallo a favor de la acción de tutela presentada por Marcio Melgosa, Carlos Hasbún y Edgar Blanco, ordena al Estado, al Distrito, proteger el patrimonio cultural de la humanidad. Enfatiza que su explotación comercial no se justifica sino marcha en armonía con la protección especial que se le debe prestar.

Los accionantes son los organizadores del Carnaval de la 44. Se trata de una serie de desfiles paralelos a los eventos principales de las fiestas, alejados del cumbiódromo de la Vía 40, y generalmente de las cámaras, de los controles policivos y las grandes carrozas de patrocinadores. Fueron creados como alternativa para el público más popular, para los carnavaleros a los que el bolsillo no les alcanza para pagar una entrada a un palco. Lo conforman más de 150 grupos folclóricos y actores que se separaron de los eventos manejados por la Fundación en 2002.

El fallo conceptúa que: “La parte accionada con su actuar (la Fundación Carnaval de Barranquilla) ha desconocido flagrantemente las disposiciones que regulan la protección efectiva de una festividad que goza de la virtualidad no sólo de ser un patrimonio de los barranquilleros o de los colombianos, sino que fue considerado por la Unesco como parte del patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad. Esta distinción no debe entenderse como un simple galardón, por el contrario debe entenderse como una responsabilidad por parte de las autoridades del Estado colombiano de garantizar que ese patrimonio sea administrado con eficiencia y probidad, pero sobretodo con un gran sentido de responsabilidad que logre impedir que actuaciones como las que se evidenciaron en este proceso puedan seguir ocurriendo en torno del Carnaval”. Y sentencia:

  • Dejar sin efecto la decisión de la Asamblea de Accionistas de la sociedad Carnaval de Barranquilla S.A., que dispuso la disminución de la participación accionaria del Distrito violando el artículo primero del Acuerdo No. 056 de diciembre de 1993.
  •  Dejar sin efecto la decisión de la Junta Directiva de la sociedad Carnaval de Barranquilla S.A. que autorizó la constitución de la Fundación Carnaval de Barranquilla.
  • Dejar sin efecto el convenio de operación de diciembre de 1997 suscrito entre los representantes legales de la sociedad Carnaval de Barranquilla S.A.  y la Fundación Carnaval de Barranquilla.
  • Se demostró plenamente la vulneración de los derechos colectivos a la defensa del patrimonio público, y a la defensa del patrimonio cultural de la Nación, consagrados en los literales e) y f)  del artículo 4° de la Ley 472 de 1998. Tales violaciones se resumen en la disminución de la participación distrital en el capital de las entidades administradoras del carnaval, mediante operaciones de capitalización y otras operaciones societarias; la retribución de la participación en la explotación económica mediante cifras inadecuadas e incumplidas por los obligados a satisfacerlas, y, en general, por una tendencia a entregar el control del carnaval a manos de los particulares.
  • A lo largo de estos años ha sido un lugar común la desidia de los distintos alcaldes de la ciudad para hacerle control a los dineros que maneja la Fundación Carnaval de Barranquilla. Resulta inadmisible que se hayan entregado en concesión el uso de las calles, avenidas, y en general del espacio público necesario para las actividades del carnaval, cedido los impuestos y demás derechos, sin que el Distrito de Barranquilla reciba contraprestación alguna por ellos.
  •  La Fundación Carnaval de Barranquilla ha presentado siempre en sus actas de Junta Directiva que el manejo de los excedentes se reinvierte en actividades propias del carnaval por ser de interés general, y porque además están en el marco del objeto social de la organización. Es increíble que estos excedentes se reinviertan sin ninguna directriz por parte del Distrito ni mucho menos del Ministerio de Cultura, y aún más censurable es que queda a la potestad de la Fundación el manejo de los recursos de acuerdo a su parecer, dentro de lo que para ellos puede ser “la preservación del patrimonio cultural de la Nación”.
  • Para efectos de preservar el patrimonio cultural, se debe establecer una política estatal, cuya finalidad debe estar dirigida a la protección, conservación, rehabilitación y la divulgación de dicho patrimonio, con el propósito de que éste sirva de testimonio de la identidad cultural nacional. En tal sentido, resulta acorde que la defensa de este patrimonio apunte a consolidad los producidos económicos del carnaval en cabeza de sus autoridades, por ser estas las garantes de que su administración servirá para fortalecer la tradición y preservarla en manos de sus protagonistas que no son otros que los disfraces, bailes y comparsas que en el intervienen año tras año.
  • La inactividad prolongada y actual de la administración Distrital ha implicado la vulneración del derecho colectivo a la defensa del patrimonio público del propio ente territorial teniendo en cuenta que le han dejado de ingresar dineros que debieron ser presupuestados, y no sólo en relación del sector de la cultura, sino también respecto a la salud y educación, en consideración al incumplimiento del Acuerdo No. 056 de 1993, en el que se dispuso que de los dividendos obtenidos el 80% sería para la reinversión y el 20% “para contribuir con otros programas o proyectos de interés general, en el campo de la educación, la cultura o la salud, todo de conformidad con el Plan de Desarrollo del Distrito”.

 

Letanías de respaldo e incertidumbre

La alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera, ha anunciado públicamente su determinación de acatar la orden del Tribunal y retomar las riendas de las fiestas. “Si pudimos desmontar la concesión de Métodos y Sistemas, cómo no vamos a poder con el Carnaval. Después de que pudimos  asumir la gestión tributaria del Distrito, créannos que podemos asumir cualquier competencia adicional que se  nos entregue. ¡No nos da miedo retomar el manejo del Carnaval de Barranquilla!”.

No obstante, no ha trascendido. Todo se ha quedado en el anuncio. Desde el principio la mandataria enalteció la labor que venía cumpliendo la Fundación Carnaval de Barranquilla, y admitió no tener definidos los pasos a seguir. Y los concejales también aplaudieron su gestión, a pesar de lo concluyente del fallo en su contra. “Lo importante es que esa decisión no excluya a quienes lo han organizado desde hace 20 años, en este caso la Fundación. Hay que trabajar en una propuesta que le sirva al Carnaval y a la ciudad, para que se siga transformándose a nivel local, nacional e internacional, aquí ha habido un proceso de construcción que no puede detenerse”, dijo a medios locales el concejal Juan Ospino.

El Contencioso Administrativo aclaraba enfáticamente que su decisión era de inmediato cumplimiento, y que no le cabía recurso alguno. Sin embargo, la Alcaldía aún no anuncia cómo será manejada la fiesta insigne de los barranquilleros. No se ha explicado bajo qué modelo funcionará, y, hasta hoy, la Fundación ha seguido manejando la fiesta. Y su directora, Carla Celia, ha especulado sobre la posibilidad de que no desaparezcan y mantengan la plenitud de sus funciones, tal como venían. ¿Cómo? Asegura que la sentencia lo que ordena es aumentar la participación del Distrito, que para la fecha en que se presentó la acción popular, 2007, estaba en 20%, y ahora se ha aumentado a 46%. Mientras se define su futuro, la Fundación es la encargada de dirigir los compromisos, actividades oficiales y fotos sociales por el mundo. El verbo se debe conjugar en tiempo continuo presente, porque las carnestolendas no duran cuatro días; en Barranquilla el Carnaval se prolonga todo el año. Excede en importancia a todas las demás celebraciones. La reina y una comitiva de tambores salen de gira cada mes, y se habla de pre-carnavales desde octubre. Todos están tan ocupados gozándolo, que nadie parece interesado en mirar qué hay detrás. Y, por ahora, se están bailando la orden del Tribunal.

Por Iván Bernal Marín

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Acerca de Iván Bernal Marín

Editor y periodista con estudios en filosofía. “La libertad del cronista permite contar mejor la verdad”, EMcC.
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Una respuesta a Las máscaras financieras del Carnaval

  1. no-reply dijo:

    sería bueno actualizar esto con cifras de el año 2014, y 2015.

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