A una anciana damnificada de Santa Lucía le podrían embargar su inundada casa porque no ha pagado el servicio de gas. Es lo que en letras mayúsculas le advierte a Angélica Escorcia una carta enviada por Gases del Caribe, firmada el 28 de diciembre.

Ella quisiera que se tratara de una broma de mal gusto del Día de los Inocentes. Pero no. “La casa tiene un año de estar anegada. ¿Por qué ellos no entienden eso?”, dice Angélica, a puertas de su vivienda.

Ella, su esposo y sus siete hijos dejaron de habitarla desde noviembre de 2010, cuando “se rompió el chorro que inundó todo… y todavía está así”.

Su casa fue una de los primeras que se convirtió en un pantano tras la ruptura del Canal del Dique el año pasado.

No se había alcanzado a secar para cuando volvieron las lluvias en 2011. Se ha mantenido siempre como un charco, habitable solo por renacuajos, ratas y otras sabandijas que no saben manejar una estufa a gas.

En el “último aviso”, la empresa le advierte a Angélica que teniendo en cuenta su renuencia a pagar sus obligaciones pendientes, pasará la deuda a cobro jurídico.

La deuda es de $79.404, por cuatro meses vencidos.

Angélica golpea el documento con los pies entre el lodo, rodeada de marranos hundidos en porquería, felices, en víspera de convertirse en chicharrón. Dice que pagó todas sus facturas hasta el 12 de noviembre de 2010, mes hasta el cuál empleó el servicio de gas.

Luego se fue a dormir en colchonetas a la casa comunal.

Cuando el agua fue bajando en todo el pueblo, se reencontró con su empantanado hogar en la calle 16 número 7A.

Los muros estaban más agrietados. Sangraban óxido y moho. Hundidos en la sopa de alimañas y barro.

Angélica, de 63 años, se quedó viviendo en la casa de una vecina, a esperar que los últimos charcos de la tragedia terminaran de escurrirse.

Se acercaba el fin de año, se alejaba la posibilidad de otra inundación. Y llegó la carta.

Su vecino, Héctor Manuel Torrenegra, 42 años, también recibió una advertencia parecida. Podrían embargarle la casa si no paga el servicio de gas que dejó de usar en su casa, todavía inundada.

Al conocer estos casos, Alberto Acosta, secretario general de Gases del Caribe, explicó que la empresa les dio a los damnificados seis meses “de gracia” luego del desastre.

Las deudas se congelaron hasta agosto. A partir de ese mes, se retomaron cobros de deudas previas a la inundación. Señala que, además, algunos damnificados regresaron a sus casas y volvieron a consumir gas, sin pagar las facturas.

“Hay que ver si fue que regresó a su casa y se le volvió a inundar”, dijo Acosta, y agregó que sería revisado el caso puntual de Angélica Escorcia Pino.

Ella, por lo pronto, sigue asustada. Apenas consigue lo necesario para alimentarse entre la podredumbre que todavía inunda su vida, pero “hasta me echaron el recibo de la luz, y por aquí no hay ni alambre”.

Más que una nueva inundación, lo que más angustia a esta damnificada en el fin de año es que también le lleguen a cobrar el recibo del agua.

En su constante mueca de disgusto, en los labios en forma de pato y en los ojos hundidos bajo arrugas, se lee una frase de Benjamín Franklin: “solo hay dos cosas seguras en la vida: la muerte y el pago de impuestos”.

Por Iván Bernal Marín

Publicado originalmente en el diario El Heraldo el 30 de diciembre de 2011
http://www.elheraldo.co/local/embargarian-vivienda-de-damnificada-por-deuda-de-gas-51342